NUESTRA SEÑORA DE COVADONDA 8-IX-2019 (NATIVIDAD) C
El día ocho de diciembre hemos celebrado la Purísima
Concepción de la Virgen María. Hoy, ocho de septiembre, nueve meses después,
tiene lugar la fiesta de su Natividad, es decir, de su cumpleaños. Sin embargo
para los asturianos debería ser una fiesta de más trascendencia espiritual
puesto que hoy celebramos también nosotros Ntra. Señora de Covadonga, a la que
conocemos más popularmente como La Santina.
Nos tachan de malos cristianos según el dicho popular: “Asturiano: loco, vano y mal cristiano”, o aquel otro que también
se las trae: “No le hagas mal porque es
tu hermano; no le hagas bien porque es asturiano”. Consideraciones
folklóricas aparte vamos ir mentalmente a Covadonga en peregrinación espiritual
durante unos momentos solamente.
Tres son los lugares santos más importantes de este
Santuario asturiano. Vamos a recorrerlos: 1) La Cueva: Cova domínica, o cueva de la Señora, que eso significa al
parecer Covadonga. Hace muchos siglos, en tiempos anteriores a Pelayo, cuentan que estaba habitada por
un ermitaño que veneraba una imagen de la Virgen. Pelayo se acerca hasta la imagen, se postra de rodillas, ora, y por
medio de su intercesión, logra vencer a los ejércitos del rey moro Alcamán.
2) La Capillita
era en un principio de madera, el suelo de la cueva estaba hecho de troncos. “Vuelan tanto, (dicen los cronistas de
la época), que el no venirse abajo es ya
un milagro”. También afirman que “fueron
transportados por ángeles...”. Hay cuadros que los reproducen.
Dentro de la capillita se encontraba una imagen de la
Virgen que quemó en un incendio que tuvo lugar en 1777. ¿Provocado por un
rayo?, ¿por una vela abandonada? No se sabe, pero el incendio acabó con todo
hasta el punto de que del pozo se sacaron hasta seis arrobas de plata derretida
que habían caído de la Cueva. La imagen actual, donada por el cabildo en 1778,
había desaparecido durante nuestra Guerra Civil, y tras diversos avatares
terminó en un escondite de Paris, en donde, esperaba poder ser posiblemente
canjeada, caso que llegara la ocasión, por algún alto jefe. Fue descubierta en
el desván de la embajada española de la capital francesa, por el doctor Don Pedro Abadal. Cuando se supo su hallazgo el entusiasmo en Asturias fue
delirante. El 11 de junio de 1939 entraba por Irún y a las cinco de la tarde
del día 13 llegaba a Valgrande para regresar como una paloma mensajera de nuevo
a la Cueva de donde había sido arrebatada.
En la Cueva se encuentra la tumba de Pelayo, aquel héroe que venció a los
musulmanes tras alcanzar la intercesión de María. Hoy muchos historiadores
tratan de desmitificar el hecho pero ya hemos dicho más veces que detrás de una
leyenda, si se saben leer las claves
de la misma, podemos encontrar un fondo de verdad, acaso no del todo histórico,
ni lógico ni coherente pero tampoco la historia racionalista es siempre, por
más que lo pretenda, histórica cien por cien, verídica en su totalidad ni
lógica en todos sus planteamientos. Como dice muy bien Leopoldo Alas “Clarín”: “Quiéralo
o no el racionalista negativo Covadonga tiene que representar dos grandes
cosas: un gran patriotismo, el español, y una gran fe, la católica de los
españoles que por su fe y por su patria lucharon en Covadonga”. Una idea
que queda poéticamente expresada en una estrofa poco cantada del himno cuando
dice:
“Ella es
el cielo y la patria,
el
heroísmo y la fe.
Y besa el
alma de España
quien
llega a besar su pie”.
3) La escalera
de piedra, de 105 peldaños, hecha en tiempo de Carlos III, es llamada “la escalera de la promesa” pues la gente
acostumbra a subirla de rodillas cumpliendo alguna promesa. Es el símbolo de la
vida, símbolo de la subida al Carmelo, y de la escala de Jacob. Subir una
escalera siempre nos resulta difícil y penoso, como también es entrar en el
reino de los cielos.
Además... hay muchos más símbolos, por ejemplo el
desaparecido enjambre de abejas que
anidaba en la roca y de cuyos panales destilaba la miel en los meses de estío, la fuente del matrimonio o fuente de los
sacramentos con siete caños debajo de la cueva a la que acuden esperanzados
aquellos que intentan casarse y aún no tienen con quien.
La Virgen
de Covadonga
tiene una
fuente muy clara
la niña
que en ella bebe
dentro del
año se casa.
Al llegar
a Covadonga
no bebas
agua, morena
si. como
dijiste ayer,
prefieres quedar
soltera.
Y el agua del torrente
que se retuerce a sus pies como la serpiente a los pies de la Inmaculada, y la cola de caballo, símbolo de las gracias
que se derraman por doquier, y las
religiosas que cuidan del ornato v la limpieza, y la Escolanía de niños cantores que amenizan los oficios litúrgicos
con sus voces de plata,
la campana de 4.000 Kg. de peso, fundida en 1900 por un artesano
de Italia y que con su toque debería ser como una llamada continua al silencio,
al recogimiento v a la oración.
La
Colegiata de San Fernando, hoy Casa
de Ejercicios Espirituales, antiguo monasterio benedictino fundado por Alfonso I (740) según la tradición, con
12 monjes y un abad. En el s. XIV fue convertido en Colegio de Canónigos
Agustinos. En el s. XVI, siendo Obispo Diego Aponte de Quiñones, se levantan
las bóvedas de cantería y se fabrica un claustro sencillo sobre el anterior que
habían fabricado los monjes de San Bernardo.
3) Y La Basílica.
Carlos III, animado por Campomanes y Jovellanos, ordena una Colecta por casi todo el reino y acomete las
obras en 1781 confiando la edificación al arquitecto Ventura Rodríguez. Pero
las obras se interrumpieron y así quedaron. En 1872 visita el Santuario el
Obispo Sanz y Forés y al verlo tan
pobre, abandonado y mísero se impresiona vivamente y encomienda la tarea de su
reconstrucción a Roberto Frasinelli
popularmente conocido como “el alemán de
Corao”.
En 1877 Martínez
Vigil pone la primera piedra de
la basílica sobre la roca llamada El Cueto
(que había sido previamente cortado y acondicionado). En 1884 son declarados la Cueva y la
Colegiata Monumento Nacional. La basílica
se termina en 1901.
Hasta aquí una breve historia de los lugares más
significativos del Santuario. Pero ahora cabría preguntarse ¿qué pasó en este
legendario lugar realmente? Tampoco es que
nos interese demasiado apurar sus extremos, habría que hacerlo del mismo modo
con Monserrat, con el Pilar, con Guadalupe, con el Rocío... Nos interesa mucho
más saber qué pasa hoy, Desgraciadamente vemos que la gente que peregrina, viaja
mucho pero reza poco, emplea más tiempo en curiosear que en recogerse
interiormente, no es la historia la que se engaña, es nuestra actitud la peor
de las mentiras cuando para muchos solo consiste en ir a ver...
Pero como el hombre es visceralmente religioso aquel
lugar está corriendo el peligro de cambiar la religiosidad por la superstición:
voy allá si me salen bien las cosas, a ver si echo novio, tiro unas monedas al
estanque de agua para que la suerte me acompañe, compro este subvenir o aquel
recuerdo para algún pariente o amigo... en vez de ir a orar de corazón por él, o
a dar gracias por tantas cosas buenas que tenemos (no estemos siempre lamentado
lo perdido); y en vez de beber en la fuente de siete caños beber el agua de la
gracia y de la comunión y echar unas monedas en la mano de un pobre para
recibir un “que Dios se lo pague” o
en un cepo para que el santuario conserve su esplendor y se haga más y más
acogedor espiritualmente. Todo ello para no dar razón a aquel refrán al que
aludíamos al empezar: “Asturiano loco,
vano y mal cristiano...”
Actualmente hay muchos esfuerzos en pro de una mayor
dignificación del culto e incluso del ambiente, han retirado la carretera de
los Lagos de pasar por delante de la cueva para impedir que el ruido estorbase
la piedad de fieles, pero queda mucho camino por andar. Y si allí empezó, como parece más probable,
la gran reconquista de España en el año 718, o el 722 ¿por qué no va a empezar
de nuevo para cada uno de nosotros la gran reconquista del espíritu? Es un reto
que debemos acatar y no echar en saco roto. María y su Natividad nos
invitan a esta reconquista, como la que brindó a Pelayo contra el enemigo. Está
en nuestras manos y en nuestras oraciones.
Es una invitación a ponernos en camino.
Hoy, en el cumpleaños de María, mientras la campana toca
llamando a la oración, felicitémosla una vez más con el Angel rezando
interiormente el Ave María. Por lo menos nuestra visita espiritual sería un poco
más que un recuerdo y algo más que una
excursión a Covadonga, una de tantas. Jmf
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