viernes, 6 de septiembre de 2019


NUESTRA SEÑORA DE COVADONDA  8-IX-2019 (NATIVIDAD) C

El día ocho de diciembre hemos celebrado la Purísima Concepción de la Virgen María. Hoy, ocho de septiembre, nueve meses después, tiene lugar la fiesta de su Natividad, es decir, de su cumpleaños. Sin embargo para los asturianos debería ser una fiesta de más trascendencia espiritual puesto que hoy celebramos también nosotros Ntra. Señora de Covadonga, a la que conocemos más popularmente como La Santina. Nos tachan de malos cristianos según el dicho popular: “Asturiano: loco, vano y mal cristiano”, o aquel otro que también se las trae: “No le hagas mal porque es tu hermano; no le hagas bien porque es asturiano”. Consideraciones folklóricas aparte vamos ir mentalmente a Covadonga en peregrinación espiritual durante unos momentos solamente.
Tres son los lugares santos más importantes de este Santuario asturiano. Vamos a recorrerlos: 1) La Cueva: Cova domínica, o cueva de la Señora, que eso significa al parecer Covadonga. Hace muchos siglos, en tiempos anteriores a Pelayo, cuentan que estaba habitada por un ermitaño que veneraba una imagen de la Virgen. Pelayo se acerca hasta la imagen, se postra de rodillas, ora, y por medio de su intercesión, logra vencer a los ejércitos del rey moro Alcamán.
2) La Capillita era en un principio de madera, el suelo de la cueva estaba hecho de troncos. “Vuelan tanto, (dicen los cronistas de la época), que el no venirse abajo es ya un milagro”. También afirman que “fueron transportados por ángeles...”. Hay cuadros que los reproducen.
Dentro de la capillita se encontraba una imagen de la Virgen que quemó en un incendio que tuvo lugar en 1777. ¿Provocado por un rayo?, ¿por una vela abandonada? No se sabe, pero el incendio acabó con todo hasta el punto de que del pozo se sacaron hasta seis arrobas de plata derretida que habían caído de la Cueva. La imagen actual, donada por el cabildo en 1778, había desaparecido durante nuestra Guerra Civil, y tras diversos avatares terminó en un escondite de Paris, en donde, esperaba poder ser posiblemente canjeada, caso que llegara la ocasión, por algún alto jefe. Fue descubierta en el desván de la embajada española de la capital francesa, por el doctor Don Pedro Abadal. Cuando se supo su hallazgo el entusiasmo en Asturias fue delirante. El 11 de junio de 1939 entraba por Irún y a las cinco de la tarde del día 13 llegaba a Valgrande para regresar como una paloma mensajera de nuevo a la Cueva de donde había sido arrebatada.
En la Cueva se encuentra la tumba de Pelayo, aquel héroe que venció a los musulmanes tras alcanzar la intercesión de María. Hoy muchos historiadores tratan de desmitificar el hecho pero ya hemos dicho más veces que detrás de una leyenda, si se saben leer las claves de la misma, podemos encontrar un fondo de verdad, acaso no del todo histórico, ni lógico ni coherente pero tampoco la historia racionalista es siempre, por más que lo pretenda, histórica cien por cien, verídica en su totalidad ni lógica en todos sus planteamientos. Como dice muy bien Leopoldo Alas “Clarín”: “Quiéralo o no el racionalista negativo Covadonga tiene que representar dos grandes cosas: un gran patriotismo, el español, y una gran fe, la católica de los españoles que por su fe y por su patria lucharon en Covadonga”. Una idea que queda poéticamente expresada en una estrofa poco cantada del himno cuando dice:
“Ella es el cielo y la patria,
el heroísmo y la fe.
Y besa el alma de España
quien llega a besar su pie”.
3) La escalera de piedra, de 105 peldaños, hecha en tiempo de Carlos III, es llamada “la escalera de la promesa” pues la gente acostumbra a subirla de rodillas cumpliendo alguna promesa. Es el símbolo de la vida, símbolo de la subida al Carmelo, y de la escala de Jacob. Subir una escalera siempre nos resulta difícil y penoso, como también es entrar en el reino de los cielos.
Además... hay muchos más símbolos, por ejemplo el desaparecido enjambre de abejas que anidaba en la roca y de cuyos panales destilaba la miel en los meses de estío, la fuente del matrimonio o fuente de los sacramentos con siete caños debajo de la cueva a la que acuden esperanzados aquellos que intentan casarse y aún no tienen con quien.
La Virgen de Covadonga
tiene una fuente muy clara
la niña que en ella bebe
dentro del año se casa.
Al llegar a Covadonga
no bebas agua, morena
si. como dijiste ayer,
prefieres quedar soltera.
Y el agua del torrente que se retuerce a sus pies como la serpiente a los pies de la Inmaculada, y la cola de caballo, símbolo de las gracias que se derraman por doquier, y las religiosas que cuidan del ornato v la limpieza, y la Escolanía de niños cantores que amenizan los oficios litúrgicos con sus voces de plata,
la campana de 4.000 Kg. de peso, fundida en 1900 por un artesano de Italia y que con su toque debería ser como una llamada continua al silencio, al recogimiento v a la oración.
La Colegiata de San Fernando, hoy Casa de Ejercicios Espirituales, antiguo monasterio benedictino fundado por Alfonso I (740) según la tradición, con 12 monjes y un abad. En el s. XIV fue convertido en Colegio de Canónigos Agustinos.  En el s. XVI, siendo Obispo Diego Aponte de Quiñones, se levantan las bóvedas de cantería y se fabrica un claustro sencillo sobre el anterior que habían fabricado los monjes de San Bernardo.
3) Y La Basílica. Carlos III, animado por Campomanes y Jovellanos, ordena una Colecta por casi todo el reino y acomete las obras en 1781 confiando la edificación al arquitecto Ventura Rodríguez. Pero las obras se interrumpieron y así quedaron. En 1872 visita el Santuario el Obispo Sanz y Forés y al verlo tan pobre, abandonado y mísero se impresiona vivamente y encomienda la tarea de su reconstrucción a Roberto Frasinelli popularmente conocido como “el alemán de Corao”.
En 1877 Martínez Vigil pone la primera piedra de la basílica sobre la roca llamada El Cueto (que había sido previamente cortado y acondicionado).  En 1884 son declarados la Cueva y la Colegiata Monumento Nacional.  La basílica se termina en 1901.
Hasta aquí una breve historia de los lugares más significativos del Santuario. Pero ahora cabría preguntarse ¿qué pasó en este legendario lugar realmente?  Tampoco es que nos interese demasiado apurar sus extremos, habría que hacerlo del mismo modo con Monserrat, con el Pilar, con Guadalupe, con el Rocío... Nos interesa mucho más saber qué pasa hoy, Desgraciadamente vemos que la gente que peregrina, viaja mucho pero reza poco, emplea más tiempo en curiosear que en recogerse interiormente, no es la historia la que se engaña, es nuestra actitud la peor de las mentiras cuando para muchos solo consiste en ir a ver...
Pero como el hombre es visceralmente religioso aquel lugar está corriendo el peligro de cambiar la religiosidad por la superstición: voy allá si me salen bien las cosas, a ver si echo novio, tiro unas monedas al estanque de agua para que la suerte me acompañe, compro este subvenir o aquel recuerdo para algún pariente o amigo... en vez de ir a orar de corazón por él, o a dar gracias por tantas cosas buenas que tenemos (no estemos siempre lamentado lo perdido); y en vez de beber en la fuente de siete caños beber el agua de la gracia y de la comunión y echar unas monedas en la mano de un pobre para recibir un “que Dios se lo pague” o en un cepo para que el santuario conserve su esplendor y se haga más y más acogedor espiritualmente. Todo ello para no dar razón a aquel refrán al que aludíamos al empezar: “Asturiano loco, vano y mal cristiano...”
Actualmente hay muchos esfuerzos en pro de una mayor dignificación del culto e incluso del ambiente, han retirado la carretera de los Lagos de pasar por delante de la cueva para impedir que el ruido estorbase la piedad de fieles, pero queda mucho camino por andar.  Y si allí empezó, como parece más probable, la gran reconquista de España en el año 718, o el 722 ¿por qué no va a empezar de nuevo para cada uno de nosotros la gran reconquista del espíritu? Es un reto que debemos acatar y no echar en saco roto. María y su Natividad nos invitan a esta reconquista, como la que brindó a Pelayo contra el enemigo. Está en nuestras manos y en nuestras oraciones.  Es una invitación a ponernos en camino.
Hoy, en el cumpleaños de María, mientras la campana toca llamando a la oración, felicitémosla una vez más con el Angel rezando interiormente el Ave María. Por lo menos nuestra visita espiritual sería un poco más que un recuerdo y algo más  que una excursión a Covadonga, una de tantas. Jmf

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