INMACULADA CONCEPCIÓN. 8-XII-2018 C
La fiesta que hoy celebramos se remonta al menos al s.
VIII y tuvo su origen en Oriente. Hacia el s. IX se celebraba en Irlanda el día
3 de mayo. Inglaterra empezó a conmemorar esta festividad en el s. XI
extendiéndose, a partir de 1128,
a todos los monasterios anglosajones. Este dogma, que
consiste, no en que María concibió
virginalmente a Jesús, sino en que
Ella fue limpia de todo pecado desde el primer instante de su concepción, ya
había arraigado en toda la Iglesia desde antiguo. Como dijo san Cirilo de Alejandría en el Concilio
de Efeso (431) : “¿Quién oyó nunca que un
arquitecto que fabrica su casa ceda su ocupación primero a su enemigo?”.
Pío IX declaró esta verdad dogma de fe a petición de los
teólogos el día 8
de diciembre de 18 54. En
España tuvo, si cabe, aún mayor resonancia que en ningún otro país hasta el
punto de que el rey Carlos III creó
una condecoración, que es muy apreciada, en honor de María. Y por si ello fuera poco hace un suplicatorio a Roma para
que se proclame “Patrona y abogada de
estos reinos y de las Indias ... a la Soberana Señora en el misterio de su
Concepción”. Roma otorga el privilegio el día 8 de noviembre de 17 60 por medio de
la Bula “Quantum ornamenti”. Desde entonces se añadió a la letanía
lauretana la invocación “Mater
Inmaculata”.
En alguna ocasión hemos hablado de la relación que
guarda nuestra parroquia de Miranda con la historia de este dogma, si tenemos
en cuenta que Carreño Miranda,
nacido en La Lleda en 1614 y muerto en Madrid en 1685, pintor de cámara de Carlos II y Mariana de Austria, tiene entre sus cuadros nada menos que unos 90
dedicados a la Inmaculada, además de alguno dedicado a Santo Domingo de Guzmán, a Santa
Ana, a San Isidro, a San Damián, etc., santos todos
relacionados con nuestra parroquia. Esta tradición mariana entre los pintores
arranca de Juan de Juanes y sobre
todo de sor Isabel de Villena que
imagina a la Purísima como una Asunción rodeada de los símbolos que canta la Letanía Lauretana. (Ambos dogmas guardan
íntima relación según el dicho “Inmaculata
ergo asumpta”.
Juan de
Juanes pinta a María mirando al
espectador y con las manos en actitud de orar. El s. XVIII fue una explosión de
colorido y de fervor. Los temas más
repetidos son precisamente los que tratan de la Pasión y de la Inmaculada. Sobresale sin duda alguna, entre los
pintores, Murillo. Pero también Carreño Miranda y a partir de 1662, la
pinta profusamente, vestida de blanco y cubierta con manto azul, morena y
joven, de ojos grandes, pelo negro y abundante cayéndole por los hombros, la
mirada elevada al cielo, las manos una en el pecho otra hacia la tierra o bien
recogiendo el manto, los pies sobre un globo terráqueo que debiera ser luna,
coronada por doce estrellas como la mujer que se describe en el Libro del
Apocalipsis, y rodeada de ángeles niños en torno a una luna apenas sugerida. Pero
no sólo en la pintura sino desde la misma Teología, la Universidad, los
gremios, las ordenes militares... todos parecen querer competir en el modo de
cómo honrar mejor a la Purísima.
En cuanto a la Literatura también la honra y celebra
de diversas formas. Calderón de la Barca
la describe en un Auto sacramental bajo el nombre de “La hidalga del Valle”. En la representación aparece el Placer
discutiendo con la Culpa y el Furor, en un necio empeño de injuriar a
María. Cuando llega el momento en que se
habla de este dogma la Culpa ataca argumentando: Si María nació sin pecado entonces no pudo ser redimida por la sangre
de su Hijo. El Placer se queda pesaroso
y pensativo, más pronto encuentra solución a la dificultad: cava un hoyo en el
suelo y luego lo camufla con retamas y hierbas.
Llega el Furor y cae en la trampa del hoyo. El Placer lo saca. Mas cuando llega la Culpa el Placer la
detiene antes de caer. Por lo tanto la
Culpa ha sido más favorecida que el Furor:
“Una atención, un cuidado
me habéis costado los dos:
Vos porque caísteis, vos
porque no os dejé caer.
Pues sí esto hace mi poder
¿qué no hará
el poder de Dios?...”.
Pocos hogares habrá que de una forma u otra, desde el
cuadro de un calendario hasta una pintura más valiosa, no hayan visto alguna
vez colgado de sus paredes una imagen de la Purísima. Al pueblo llano, a la
gente sencilla siempre le ha impresionado este dogma. Todos hemos oído cómo los
mendigos antes al llamar a una puerta solían hacerlo con el clásico “¡Ave María Purísima!”. Una buena
tarjeta de presentación ante cualquier buen cristiano. Por ello se podía leer
en el dintel de algunas casas un azulejo con leyendas como esta:
¡Jesús! ¡Y
qué mal haría
el que en
esta casa entrara
y por olvido
dejara
de decir: Ave
María!.
Como también
quien, oída
palabra tan
celestial
no
respondiera puntual:
Sin pecado
concebida!
Otra manifestación de este Dogma en nuestra parroquia
fue la Cofradía que bajo la advocación de “Hijas de María Inmaculada” funcionó
bastantes años, prácticamente hasta el Concilio Vaticano II que cambió un tanto
el rumbo de este tipo de asociacionismo.
La Cofradía se fundó en Miranda el día 1 de diciembre de 18 97
y empezó con 50 cofrades y una de las últimas presidentas fue Natalia Nuevo que
todos recordamos con afecto y simpatía.
No sé por qué estos dogmas tan hermosos han perdido hoy un todo el vigor
de que hicieron gala en otros tiempos, acaso por que no hemos sabido
acomodarlos a la mentalidad moderna. Pero algo habría que hacer para
reconvertir y fomentar esta devoción entre la gente y sobre todo entre la
juventud, para quienes todas estas virtudes parece que hoy están de más. Habría que recordarles obras clásicas como “La sonata de Kreutzer” en la que León Tolstoy elogia sin ambages la
castidad dentro del matrimonio, o lo que dijo Walt Disney a propósito de la películas escandalosas: “Cada vez que sale al mercado una película
pornográfica yo gano dinero”. Otra novelista americana Barbara Cartland, abuela de Lady
Di, escribía a propósito de este tema en el periódico londinés “The Times”: “Soy autora de novelas cuyas heroínas son siempre muchachas que
aprecian la virginidad. Me dicen los
editores que debo modernizarse, escribir sobre el divorcio y el amor no
santificado. Me niego. Soy autora best seller y la venta de mis
novelas en dos años han alcanzado la cifra de setenta millones de dólares
(unos 7.000 millones de pts. De entonces ) Si
me preguntan por qué respondo: Porque aún no he encontrado un hombre que no
quiera que su esposa sea distinta de las chicas complacientes con las que le
gusta divertirse. Y porque tampoco he hablado con una mujer que no ansíe el
amor embelesado y avasallador de un hombre que la adore. Es a la mujer
idealizada a la que el hombre pone en un altar secreto e idolatra como esposa,
como madre, como guía y como compañera...”. Es una cita un poco larga pero
creo que, viniendo de una autora con tal índice de ventas, merece la pena
escucharla. Necesitamos no dejarnos arrastrar por la moda. Miles de fieles,
muchos de ellos jóvenes, asistieron ayer noche a la Vigilia de la Purísima en
toda España consistente en unos actos especiales en honor de María a los que el
Papa envía cada año una especial bendición.
En Sevilla también bailan hoy en la nave central de la catedral, los
seises, hoy en honor de la Inmaculada, al son de aquella copla que se viene
repitiendo desde 1615:
“Todo el
mundo en general
a voces,
Reina escogida,
diga que sois
concebida
sin pecado
original”.
Y lo mismo en cientos de ciudades. En todas las
culturas ha habido un culto especial por la mujer virgen: las vestales de Roma
que mantenían día y noche el fuego sagrado del Capitolio, las vírgenes del sol
en Chile (Los Araucos), las vírgenes del aire portadoras del fuego en la
mitología finlandesa recogida en el poema Kalevada
del poeta Elías Loenrot (1928),
etc., Hoy, desgraciadamente, volvemos a adorar la serpiente como se hizo antiguamente
en muchos pueblos, y de nuevo la serpiente vuelve a tentarnos con la manzana
envenenada del engaño. María aplastó su
cabeza al llegar a la vida sin mancha de pecado y permanecer siempre
inmaculada. Por muchas vueltas que dé el
mundo siempre en el fondo del corazón estará esa aspiración universal de
encontrar en todas partes y que con tanto afán buscamos: más justicia, más
fraternidad y más limpieza de alma y corazón, más pureza. De ahí que no deberíamos olvidar aquella
oración tan hermosa que de niño habremos recitado tantas veces:
“Bendita sea
tu pureza,
y eternamente
lo sea,
pues todo un
Dio se recrea
en tan
graciosa belleza.
A ti,
celestial princesa,
virgen
sagrada María,
te ofrezco
desde este día
alma vida y
corazón.
¡Mírame con
compasión!
¡No me dejes,
Madre mía!”.
Y si acaso esta nos pareciera un poco larga siempre
tenemos el recurso de acudir a la jaculatoria clásica tantas veces repetida y
hoy poco a poco olvidada:
¡AVE MARÍA PURISINA,
SIN PECADO CONCEBIDA!”.
Jmf
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