SAN JOSÉ. 19-III-2019. C
Aunque ya no es fiesta laboral y el Sr.
Obispo dispensó a los católicos del precepto de oír la santa Misa , para muchas
personas hoy sigue siendo un día singular, o si lo preferimos, sigue siendo una
fiesta con tres conmemoraciones especiales, pues festejamos:
En primer lugar al José del Evangelio, el esposo de María. San Mateo nos
dice que “era un hombre justo”. Esto lo podemos deducir de su actitud ante los
hechos y hechos graves. Por ejemplo:
Cuando cae en la cuenta de que su esposa espera un niño, de cuya concepción
él no tenía noticia, no la juzga, y tenía razones para hacerlo al menos
aparentemente, ni la increpa, la respeta y trata de buscar una solución
coherente a sus principios. Ello nos lleva a descubrir el amor que le tenía
pues según San Pablo: “El amor es comprensivo, disculpa sin
límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no
acaba nunca” (I Cor. 13, 8). Es más, se fía de ella, confía y por eso antes
de juzgarla determina irse de casa, alejarse para no herirla. Fue la primera
tentación que sufrió un matrimonio cristiano de conato se separación. Y esto
sucedió nada menos que en una familia que lleva el título de sagrada. Fue la primera tentación de
divorcio. Más aún, cuando el niño tenía doce años se les va del hogar y tienen
que andar buscándolo durante tres días. Es también la primera tentación que
sufre un hijo de escapar de la tutela paterna y también la consiguiente
reprimenda de los padres al hallarlo: “Mira
que tu padre y yo te buscábamos angustiados....; ¿por qué nos has hecho con
nosotros?”. José fue un hombre justo. Estuvo siempre en su puesto.
Una segunda celebración, que aunque si bien se traslada al domingo también
podemos contemplarla en esta fecha, es la del Día del Seminario. La razón es porque José,
de alguna forma, fue el primer formador de un sacerdote, su hijo, sumo y eterno
sacerdote. Tanto hoy como el domingo son
días en los que debemos pedir muy especialmente por nuestros seminaristas.
Todo joven lleva de algún modo un sacerdote en su interior, pero tenemos
que saber descubrirlo. Nos lo viene a recordar aquella anécdota que cuenta José Luis Martín Descalzo sobre el niño
que, habiendo contemplado un gran bloque de mármol y después la hermosa
escultura de un caballo que un tallista hizo con él preguntó cómo se podía
explicar eso. Y alguien le respondió: “Es
que el caballo estaba dentro”. No sé si fue Aristóteles o Miguel Angel,
quien dijo que “esculpir una talla es ir
quitándole a la madera o a la piedra, es decir a la materia, todo aquello que
les sobra”, no añadir sino desbastar, quitar. Tenemos tantos dones ocultos
que se necesita una mano experta, la mano de nieve de la que habla el poeta, “que sepa arrancarlos”. Y curiosamente
el escultor no suele añadir nada, únicamente quita.
Decía el escritor francés Charles Du
Bois que “formar un alma es el más
duro trabajo que existe”. En el Seminario se preparan los futuros
sacerdotes, su formación no sólo depende de los profesores sino que depende un
poco de todos nosotros pues todos podemos colaborar a forjar un sacerdote no
sólo tratando de despertar vocaciones, sino ayudándolas con nuestras oraciones
y también ¡cómo no? con nuestra aportación económica.
Todo eso se puede hacer realidad el
día del Seminario. Cuántas veces se ha repetido la frase atribuida a Raner o a Malraux de que el siglo XXI o será místico o no será…, es decir que
o potenciamos el mundo del espíritu o estamos llamados a desaparecer. El
sacerdote es uno de esos motores que deben impulsar esta evangelización. Para
ello necesitamos que surjan vocaciones, cultivarlas y arroparlas.
Finalmente hoy se celebra otra fiesta, aunque más bien promocionada por las
grandes cadenas comerciales en función del regalo consiguiente, que por la misma Iglesia. Se
trata del día del padre. Hammlet para elogiar a su padre no
encontró otra expresión que decir: “Era
un hombre”. Pues bien, un hombre que además es padre tiene una gran misión
que llevar a cabo en la familia y en el mundo.
Hoy es muy difícil este oficio. Los tiempos se complican, los hijos se nos
van, algunos se pierden, a otros es difícil buscarles un empleo al llegar a la
edad de ponerse a vivir. Ya sé que desde aquí poco podremos hacer en esos
campos pero sí podemos pedirle a Dios que nos ayude e ilumine para encontrar
caminos, derroteros, soluciones a tantos problemas que de día en día nos
acechan y acechan a la
juventud. Napoleón
acostumbraba a decir que a un niño se le educa veinte años antes de nacer, es
decir educando a sus padres, ayudándoles a encontrar soluciones, palabras,
caminos...
Finalmente en cuanto a la devoción que debemos tener a este gran santo
bastaría recordar las palabras de Santa
Teresa de Jesús que, habiendo recobrado la salud por intercesión de este
santo, después de haber estado bastante enferma poco después de tomar los
hábitos, solía recomendar a sus monjas de esta forma: “Sabiendo por experiencia la maravillosa influencia que tiene san José
con Dios, aconsejo a todo el mundo que honre con especial devoción al santo”.
Ella misma, de los diez y siete conventos que fundó, doce los dedicó a San José
y en los demás ponía su imagen en lugar destacado para que fuese así honrado.
Hubo por los años veinte aquí en Miranda, un sacerdote al que la gente
conocía con el nombre de Don Paco.
Este hombre solía predicar con bastante insistencia la devoción al santo. Los
que lo conocieron recuerdan que solía contar en sus sermones una curiosa
historieta. Un devoto de san José
murió y se fue al cielo, pero san Pedro no quería dejarlo entrar por ciertas
faltas que él consideraba debían ser purgadas. Estando en estas se oyó una voz
desde el fondo de los cielos que gritó: “¡Pedro!
¡Déjalo pasar! ¿No ves que ye devoto mío, hombre?”. Era la voz de San José. De esa forma pretendía
inculcar aquel párroco esta devoción entre la gente.
Tres conmemoraciones en un día que ha dejado de ser fiesta de precepto
entre nosotros, pero no por eso debe ser menos recordado:
1.- La devoción al santo que por ser padre nutricio de Jesús, alguna influencia tendrá ante su hijo, creo yo.
2.- En segundo lugar el Día del Seminario, un día de oración para que surjan
vocaciones que puedan seguir alentando la fe de nuestros Pueblos. Por ellos
oración y limosna que estando como estamos en Cuaresma puede servir para
cumplir ambos fines. Aquí la Colecta tendrá lugar el próximo domingo.
3.- Finalmente el día del padre, aspecto acaso un tanto comercializado pero
que el cristiano debe santificar dedicando en este día una oración especial por
todos aquellos hombres que llevan sobre sus espaldas el peso de la paternidad con el fin de que sepan salir
airosos en la difícil tarea de educar a sus hijos. Y esto vamos a pedirlo hoy
también por intercesión del Patriarca san José.
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