miércoles, 24 de abril de 2019


     ESCATOLOGÍA NOW
  
Salones silenciosos,
galerías inmensas, atestadas
de volúmenes... libros, libros, libros...
y las obras completas de egregios escritores,
¿hasta cuándo seguirán viendo la luz
y en qué medida?
Kilómetros de libros; y con todo
seguimos escribiendo
con la vana ilusión de que nos lean...

Salones silenciosos,
pinacotecas donde brillan
rostros, paisajes, reyes...
cuya luz matizó de gris el tiempo
patinando en los lienzos renegridos
con sus alas de niebla...
Genios del claroscuro
van llenando, anegando los salones,
las paredes, los muros, con un arte
imposible...
Tanto se ha escrito ya,
tanto han pintado los que pintan
que sólo recordarlos
los años de una vida gastaría.

Museos arqueológicos, aquí
las piedras, los cascotes,
el busto ciego y pálido
de aquel emperador, y el capitel
intacto -los rotos se desechan,
como acostumbra a hacer la filatelia-,
de millones de estilos y culturas...
Museos de botánica, de historia,
museos que recogen, clasifican
y estudian los mil restos del naufragio
que el vendaval del tiempo y la barbarie
ha dejado al pasar...

Y después... ¿cómo no? la interminable
y varia arquitectura: catedrales
iglesias, sinagogas, mezquitas y pagodas...
y los nuevos estilos aún sin descubrir
más geniales aún que nuestros clásicos,
los miles, millones de creencias aún en ciernes
y sus futuros templos artísticos a sabe Dios
qué dios...

Y pasarán los años, los siglos de los siglos
y el mundo acabará
atiborrándose
de obras de arte maestras, de volúmenes...
habrá miles, millones de hombres célebres
cuyos bustos, estatuas o libros ¿dejarán
tan siquiera un rincón para las flores?
¿Qué cabrá hacer entonces?
¿Podremos convivir con tanto arte?
¿Seguiremos teniendo en el jardín
espacio suficiente para un árbol,
sombra para poder estar a solas
con uno mismo, a su sombra
leyendo, contemplando, escuchando
lo más elemental de la cultura
o habrá que destruirla para hacer
que de nuevo regresen a los campos
oscuras golondrinas,
los malvises del alba, los jilgueros
del rojo atardecer cuando el otoño
baña de melancolía el horizonte,
los ríos y las fuentes…, y el profundo
placer silencioso de asomarnos
una noche al balcón del universo?

Y yo sabiendo que en el mundo
sobra tanta belleza y tanto arte
y que el metro cuadrado en libertad
es ya pura utopía
debido a la explosión demográfica del arte
aún me atrevo a escribiros estos versos
y a echar más leña al fuego...
Me consuela que estando tan vacíos
de arte no ocuparán lugar alguno
en ningún anaquel de ningún sitio...

De todas formas,
pido perdón por el espacio
que ocupan mis poemas. 
                                                           Jmf.


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