SANTA EUTANASIA
Ora pro nobis...
Por
conseguir un bien mayor se puede sacrificar uno más pequeño. Por conseguir la
salvación eterna, siempre a riesgo de perderla por el peligro de caer en pecado
o de morir sin la debida preparación pudiendo llevar a cabo una preparación
espiritualmente vivida, santamente aceptada y sacramentalmente recibida (la
muerte sería un sacramento más), parece lógico desear una eutanasia llevada a
cabo cristianamente, mediante la cual podríamos asegurarnos la salvación.
Desear lo mejor nunca puede ser un acto malo ni pecaminoso. ¿No damos la vida
por otro? ¿Por qué no vamos a poder darla por nosotros mismos? ¿No nos pide el
Señor amar como a nosotros mismos? Si el punto de referencia somos nosotros
debemos cultivar ese amor a fin de que al compararlo con el del prójimo este no
sufra merma, y al dar la vida por nosotros mismos seríamos de igual modo aptos
para darla por el prójimo. El fin no justifica los medios si estos son malos o
pecaminosos. Pero si los medios son sacramentos, y luego el acto supremo de “morir
por...” en este caso por nosotros mismos no se puede aplicar aquí el conocido
aforismo. Aquí todo está justificado puesto que el supremo bien, mayor que la
salvación no hay ninguno. Y por ese fin
tan noble y divino cabe el empleo de
todos los medios, que sin dañar a nadie a nosotros solamente nos puede
beneficiar.
1.-Si
uno puede dar su vida
en
un acto de heroísmo
por
cualquier causa perdida
¿no
podría el suicida
dársela
a Dios por sí mismo?
2.-Hoy
yo puedo arrepentirme,
pedir
perdón, confesarme
y
ya en gracia permitirme
una
eutanasia..., y morirme
y
así, sin pecar, salvarme.
3.-Pues
si la mayor empresa
del
hombre es la salvación,
y
lo que más le interesa
es
no ser del Diablo presa
¿no
está ahí la solución?
4.-Morir
en gracia sería
lo
que la Iglesia
con tanta
fe
nos pide noche y día.
Por
tanto yo llamaría
a
tal eutanasia... santa.
5.-Si
es santo aquel que procura
ir
de Ti, Señor, en pos
su
muerte, aunque prematura,
dando
una gloria segura
¿no
le será grata a Dios?
6.-Si
Tú optaste por morir
pudiendo
evitar la muerte
y
no quisiste vivir...
¿por
qué no has de permitir
correr
yo tu misma suerte?
7.-Tú
has dicho: “El supremo amor
es morir por los hermanos...”
¿por
qué, entonces, es peor
morir
por uno, Señor,
en
propias o extrañas manos?
8.-Si
he nacido porque sí
y
de esa misma manera
puedo
decir que viví,
después
de ver lo que vi
lléveme
Dios cuando quiera.
9.-Mi
buen Dios, yo quiero verte
y
siempre te estoy rogando
que
me digas de qué suerte
puedo
adelantar mi muerte.
Mas
Dios me dice: ¡esperando!
10.-Si
es verdad que la aspirina
algunos
dolores calma
y
hasta a quitarlos atina…
¿habrá
alguna medicina
para
cuando duele el alma?
11.-El
misterio de la vida
en
la muerte es tan oscuro
que
no hay mente que la mida;
cuando
busco la salida
siempre
choco con un muro.
12.-Por
eso, tendré saldada
mi
deuda con el Señor.
Y
que al fin de la jornada
a
nadie le deba nada
más
que caridad y amor.
Jmf
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